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domingo, 11 de septiembre de 2022

Sección Sociales Septiembre 2022

 La jerarquía Real,  cómo queda la línea de sucesión.

La muerte de la reina Isabel II ha conmocionado al mundo entero y ha abierto en el Reino Unido una nueva era incierta tras más de siete décadas de estabilidad en la corona. Muchas más certezas hay en torno a los cambios que desencadenará el fallecimiento de la monarca en la jerarquía real. Por primera vez en más de medio siglo se producirán variaciones sustanciales en la línea de sucesión. Esas modificaciones implicarán a la vez traslados de domicilios, nuevos ingresos y títulos. De todos ellos, hay uno que destaca sobre cualquier otro: el príncipe Guillermo se sitúa a partir de ahora a la cabeza en la nueva línea de sucesión al trono.

Cuatro hijos, ocho nietos y 12 bisnietos. Esa es la extensa familia que la reina Isabel deja tras su muerte. Su primogénito, Carlos III, hasta ahora el príncipe de Gales, es desde el momento de la muerte de su madre el nuevo rey de Inglaterra. Tiene 73 años y su proclamación formal ha tenido lugar este sábado en un acto solemne en el palacio de Saint James, en otra jornada histórica en la capital británica. Camila, su segunda esposa tras la muerte de Diana de Gales en 1997, es ahora la reina consorte.

Conexión entre el cerebro y el intestino causa de la adicción a la grasa

El azúcar y las grasas son dos ingredientes que casi siempre están presentes en las comidas adictivas. Las bebidas carbonatadas, los zumos, las golosinas o las chocolatinas están cargadas de azúcar. Muchas patatas fritas, los bollos con crema o buena parte del menú en los restaurantes de comida rápida se ayudan de nuestro apetito por la grasa para hacer atractivos sus productos. El gusto de esos alimentos es importante, pero según un nuevo estudio, que acaba de publicar la revista Naturetambién existe un sistema de señalización que comunica el intestino con el cerebro que explica el impulso detrás de uno de los principales problemas de salud de la humanidad: la obesidad.

“Estos resultados dan forma a la idea de que existen dos entradas sensoriales al cerebro: una codifica lo que nos gusta y otra lo que queremos. Esas dos entradas funcionan juntas. Primero, con la lengua, reconoces lo que te gusta, pero después el estómago te dice lo que necesita”, explica Charles Zuker, investigador del Instituto Médico Howard Hughes y profesor de la Universidad de Columbia (EE UU). Esta división, podría explicar, según un trabajo centrado en el azúcar que publicó en 2020, por qué las bebidas con edulcorantes artificiales no logran igualar la atracción que producen las que tienen azúcar de verdad. En aquel estudio, aparecido también en Nature, se observó que, incluso en ratones a los que se había anulado el sentido del gusto, se mantenía la preferencia por las bebidas que incluían azúcar frente a las endulzadas artificialmente.

En el caso de la grasa, el equipo liderado por Zuker puso a prueba los mecanismos que determinan las preferencias por algunos alimentos, proporcionando dos tipos de sustancias disueltas en agua a ratones de laboratorio. Por un lado, grasas y por otro un edulcorante que tiene un sabor atractivo, pero no tiene efectos sobre el intestino. A los dos días, los animales mostraron una clara preferencia por el agua grasienta, incluso cuando los investigadores los modificaron genéticamente para que no pudiesen sentir el sabor a grasa en su lengua.

La presidenta de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) y catedrática de la Universidad de Córdoba, María del Mar Malagón, considera el trabajo “extraordinario”. Para ella, el aspecto más interesante es que “los investigadores han sido capaces de delimitar la zona cerebral que se activa al comer grasa y que sería responsable de esa apetencia o preferencia por la grasa, el núcleo caudal del tracto solitario en el tronco cerebral”. Además, identificaron unas neuronas específicas en el nervio vago que transmiten al cerebro los estímulos producidos por la grasa al llegar al estómago y otro grupo que responde de una forma más general, informando también al cerebro de la presencia de azúcares o aminoácidos. En un trabajo desarrollado por Mengton Li, del Instituto Médico Howard Hughes, una vez que identificaron estas vías de señalización en los ratones, fueron capaces de bloquearlas con un fármaco, mitigando así el deseo por la grasa. “Lo complejo ahora será identificar las moléculas específicas dirigidas a las subpoblaciones concretas de neuronas y que no tengan efecto sobre otras dianas”, opina Malagón.

Zuker, que enfatiza que su trabajo consiste en “comprender los mecanismos biológicos fundamentales detrás de nuestras preferencias y los misterios del cerebro”, cree que este conocimiento puede ser útil para combatir la epidemia de enfermedades metabólicas, diabetes u obesidad, que son un inmenso problema de salud en el mundo actual. “Si entiendes el circuito, quizá puedas empezar a alterarlo con moléculas que controlen su actividad”, señala, y reconoce que ya tienen contactos con la industria de la alimentación para plantear alternativas que satisfagan la demanda de grasa del intestino sin los efectos negativos. “Hay dos tipos de personas que puede beneficiarse de estas intervenciones. Uno es el de la gente que tiene un problema clínico. 

En ese caso se podría intervenir con algún compuesto que permita empezar a disociar estos dos circuitos”, apunta el investigador. “El segundo es fijándonos en el consumidor general. Ahí la lógica funcionaría como en los edulcorantes artificiales, pero con la diferencia de que no solo se satisfaga la lengua, sino también ese circuito intestino-cerebro”. Y concluye: “Conceptualmente, quizá exista un camino en el que podemos mantener la atracción al azúcar o la grasa, pero sin tener las calorías”.


Latinoamérica puede enseñar algo a el mundo sobre la despenalización del aborto

Este mes se cumple el primer aniversario de dos momentos importantes en los derechos reproductivos: la decisión histórica en México de despenalizar el aborto y la prohibición casi total del aborto en Texas. Con los derechos reproductivos avanzando en direcciones tan diferentes, ¿qué puede aprender Estados Unidos de los avances que estamos viendo en Latinoamérica?

Lo que ocurrió el año pasado en México no es un hecho aislado. La Marea verde está barriendo todo el continente, desafiando las prohibiciones restrictivas del aborto y ampliando los derechos de las mujeres, desde Uruguay hasta México, pasando por Chile, Argentina y Colombia.

Este cambio habría sido inconcebible incluso hace 10 años, y es mucho lo que podemos aprender de quienes allanaron el camino e inspiraron el movimiento a favor de la libertad de elección en todo el mundo.

La importancia de las redes populares

Como latinas y como defensoras de los derechos reproductivos, avanzamos a hombros de quienes nos precedieron. A finales de este mes, celebraremos el Día Internacional del Aborto Seguro, un día iniciado por mujeres latinoamericanas en la década de 1980 en respuesta a las leyes restrictivas del aborto. En aquel entonces, mujeres de toda la región se reunieron en Argentina, y el evento pasó a convertirse en una celebración anual y en un llamamiento a favor de los derechos reproductivos en todo el mundo.

Lo que ocurrió en esa reunión supuso un cambio de rumbo para las mujeres. Las brasileñas que asistieron al acontecimiento empezaron a correr la voz sobre una píldora inventada para tratar las úlceras gástricas, el misoprostol. Este fármaco, poco conocido fuera de Brasil en aquella época, podía utilizarse para interrumpir de forma segura un embarazo prematuro.

El pasado debe recordarnos los peligros de restringir el aborto, mientras que nuestro presente nos puede dar esperanza y motivación para seguir luchando por el progreso

Tras el evento, el conocimiento del aborto médico seguro se extendió gracias al boca a boca, y el fármaco se convirtió en un elemento esencial para la atención del aborto. Hoy este medicamento es un salvavidas vital para las mujeres y se emplea, junto con la mifepristona, como parte de un método de dos pasos para interrumpir de forma segura un embarazo prematuro. Actualmente, en Estados Unidos, estos medicamentos se anuncian como una forma de garantizar el acceso, con grupos como Plan C y Women on Webworking, en todo el país tras la sentencia del Tribunal Supremo que revocó el caso Roe contra Wade.

Desde que se legalizó el aborto en Ciudad de México en 2007, se ha registrado una reducción del 80% en los casos de urgencias y no ha habido ninguna muerte relacionada con el aborto. En otros países donde trabaja MSI Reproductive Choices en los que se ha legalizado el aborto, como en Etiopía, Camboya y Nepal, el cambio progresivo ha salvado la vida de innumerables mujeres. Por el contrario, las investigaciones indican que la prohibición del aborto en Estados Unidos podría aumentar las muertes relacionadas con el embarazo en un 21% en general y en un 33% entre las mujeres negras. Resulta chocante ver que tantos Estados del país norteamericano adoptan leyes contra la interrupción voluntaria del embarazo y que las que quieran acceder a él, se vean obligadas a cruzar la frontera con México.

La situación en Estados Unidos nos recuerda lo lejos que hemos llegado y por qué debemos mirar más allá de nuestras fronteras y ofrecer solidaridad y apoyo a las mujeres a las que se les han arrebatado sus derechos reproductivos. El pasado debe recordarnos los peligros de restringir el aborto, mientras que nuestro presente nos puede dar esperanza y motivación para seguir luchando por el progreso.

Los avances en México no vinieron caídos del cielo, ni estos derechos nos fueron concedidos solo por iniciativa de los legisladores. La Marea verde de Latinoamérica, que ha logrado avances pioneros en materia de salud y derechos reproductivos, se construyó gracias a que la gente salió a la calle, y ya estamos viendo a más personas dispuestas a hablar de la importancia de la atención al aborto. Hoy, los mismos pañuelos verdes que llevan los defensores del derecho a la interrupción voluntaria, segura y gratuita del embarazo en toda Latinoamérica aparecen en los movimientos de protesta de todo el mundo como un poderoso símbolo de unidad.

El aborto ha recorrido un largo camino desde que las activistas por los derechos reproductivos se reunieron en Argentina hace 30 años, y su determinación y voluntad siguen sirviendo de inspiración a las mujeres que luchan por un aborto seguro en cualquier lugar en que se encuentren hoy.

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