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martes, 27 de septiembre de 2022

Sección Sociales Octubre 2022

 

De dónde viene el sancocho dominicano




El sancocho es uno de los platos que más se vinculan con la socialización y con la realización de actividades festivas o relevantes para la familia dominicana.

Calentito -de preferencia en días lluviosos o fríos- y acompañado de arroz blanco y aguacate, pocos pueden resistirse a este caldo que, como reseñara recientemente Listín Diario, se encuentra ya disponible para habitantes del otro lado del mundo en una presentación en caja. Pero ¿cómo llega hasta nosotros esta suculenta tradición y qué la distingue de otros sancochos preparados en la región?

Los orígenes del sancocho dominicano se remontan a los tiempos de la inmigración canaria que llegó de forma masiva a la isla Española a finales del siglo XVIII, explicó Bolívar Troncoso, presidente de la Fundación Sabores Dominicanos, durante una reciente intervención en el podcast gastronómico “Recaíto”.

Cuando los españoles peninsulares dejaron la isla para conquistar otros territorios americanos, indicó el historiador y geógrafo, la colonia se pobló de canarios que se adaptaron muy bien al clima y que trajeron consigo un platillo típico al que llamaban salcocho y que preparaban salcochando víveres o viandas y diferentes tipos de carne que luego mezclaban.

La receta fue generando interés en la población en el período posterior a la Independencia Nacional, cuando la etnia compuesta principalmente por descendientes de canarios y por mulatos introdujo adaptaciones a esta mezcla de víveres, carnes y sazones que pasó a denominarse sancocho.

“No hay, históricamente, un momento o punto que diga que a partir de aquí nació el sancocho, no; se sabe que ese proceso empezó a finales del siglo XVIII”, afirmó Troncoso, quien informó que para las postrimerías del siglo XIX ya aparecía en la literatura dominicana el nombre de sancocho.

Durante la Segunda República, que sucede a la Restauración, los comercios establecidos por los judíos sefardíes en Santo Domingo comienzan a importar productos como arroz, carnes y embutidos, que terminaron de definir la receta que disfrutamos en la actualidad.

Pero República Dominicana no es el único país de la región donde se prepara el sancocho. Otras naciones de las Antillas, Centroamérica y el Caribe sudamericano tienen sus propias variantes, algunas de las cuales para los dominicanos no serían más que una especie de sopa.

¿En qué más se diferencian de la versión dominicana? De acuerdo con el historiador y geógrafo, la diferencia entre la mayoría de esos caldos y el sancocho dominicano radica en que “el nuestro es más trabajado”, incluye mayor variedad de víveres y carnes, aparte de sazones “más diversos y más concentrados”.

El sazón del sancocho dominicano contiene ingredientes como cilantro ancho, ají gustoso, ají cubanela, morrón, ajo, cebolla y agrio de cítricos, especialmente de naranja agria.

Otro elemento único, según Troncoso, es el plátano verde, que se emplea para darle espesor. La musácea se ralla y mientras una parte se agrega al caldo, la otra se mezcla con harina para formar bollitos que se añaden a la preparación.

“Otro elemento que lo hace diferentes es que en los sazones no usamos los que se usan en Cuba o en otros países como el comino; por lo tanto, el gusto y la concentración del sancocho nuestro es único”, afirmó el presidente de Fundación Sabores Dominicanos.

La preparación del sancocho conlleva un trabajo arduo, de horas, y por eso suele servirse en ocasiones especiales como bodas, cumpleaños o el recibimiento de un ser querido, recordó Troncoso, quien catalogó el sancocho como plato nacional, disintiendo así de las voces que consideran que este título le corresponde a la bandera, la combinación de arroz, habichuelas y carne que corona cada día las mesas quisqueyanas.

“El plato nacional lo identifican los componentes que lleva y la razón de ser”, argumentó el maestro e historiador. “Es hacer el sancocho como un evento de importancia de la familia dominicana lo que le da la connotación de plato nacional”.

Bolívar Troncoso habló sobre el origen del sancocho dominicano durante una reciente intervención en el podcast “Recaíto”, una iniciativa de Fundación Sabores Dominicanos que busca promover la gastronomía nacional. El espacio es conducido por Mayeline Rosario.




GreñaPunk



Oriundo de Barahona y egresado de la Escuela de Artes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), el artista visual Eddaviel Montero tiene una trayectoria artística que le ha permitido manifestarse en calles, museos, galerías y centros culturales de Puerto Rico, Canadá, Perú, Francia, Estados Unidos, Cuba y su natal República Dominicana en esta última década.

Este año 2022 comparte la producción visual GreñaPunk, inaugurada a inicios de septiembre como su primera exposición individual en Connect Gallery de la ciudad de Chicago, plasmando su visión única del arte caribeño, con el que explora influencias africanas, indígenas y europeas con toques surrealistas y sensaciones afrofuturistas, así como el carácter mitológico del imaginario cultural del Caribe.

Sus obras han logrado destacar en festivales y congresos internacionales como el Afropunk París 2015, Congreso de Ciencia Ficción y Fantasía del Caribe, el Festival de la Palabra en Puerto Rico 2015, Semana del arte Dominicano en Montpellier 2016, Semana de la América Latina y el Caribe en representación de la Embajada Dominicana en Francia 2017, Prismatic Art Festival en Canadá 2019 y Feria del Libro de San Borja en Perú 2020.

En el 2020 estuvo presentando en Estados Unidos “Alma: A Psychedelic Awakening” un proyecto multimedia desarrollado junto a artistas de diversas disciplinas, ganador del premio “Innovasión en las artes” en el estado de Illinois, para el 2021 realizó un gran mural comunitario con la biblioteca de la ciudad de Rockford, en Estados Unidos, donde participaron unos 480 niños.

Eddaviel define el arte como: “La expresión más pura del ser humano, la expresión del alma, la vía para expresar nuestras ideas, emociones, pensamientos, luchas, amores y desamores de la vida”.

“Desde mi perspectiva utilizo el arte como un medio para analizar la sociedad, nuestro entorno y nuestra identidad. Analizarlos con una visión pasado-futuro, qué fue o que será, o qué hubiese sido si…, el arte me sirve como espacio reflexivo de la existencia humana”.

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